
Cómo manejar los berrinches de los niños: guía completa para padres
Aprende a identificar las causas, establecer límites y aplicar estrategias efectivas para una crianza positiva.
Lo que se esconde detrás del berrinche
Los berrinches son arrebatos emocionales que se expresan a través de gestos y llantos intensos. Son una forma no verbal mediante la cual los niños expresan la frustración de un deseo no satisfecho o su desacuerdo con realizar algún deber que no quieren hacer.
Más que algo que se deba evitar a toda costa, las rabietas son una oportunidad para que padres e hijos alcancen un acuerdo y solucionen el conflicto. Si éste se resuelve con límites firmes, cálidos y coherentes, el vínculo se fortalecerá y la personalidad del niño se beneficiará, permitiéndole tolerar mejor la frustración.
Las señales de alerta
Aunque los berrinches son comunes, es importante estar atentos a ciertas señales que podrían indicar la necesidad de atención especializada:
- Los berrinches se intensifican después de los 4 años.
- Muestra una actitud agresiva durante estos episodios (se lastima a sí mismo, lanza cosas o busca lastimar a alguien más).
- Tiene pesadillas constantes, sufre ansiedad o es demasiado dependiente de ti.
¿Qué hacer ante los berrinches del niño?
Si bien los berrinches forman parte del desarrollo natural de un niño, es crucial manejarlos de la mejor forma para que la situación no se salga de control. Aquí algunas sugerencias de la Academia Americana de Pediatría:
Cerciórate de que tu hijo coma y duerma a sus horas
Dos de las principales causas de los berrinches son el cansancio y el hambre. Procura que los horarios de tu pequeño para alimentarse y descansar se cumplan en la medida de lo posible.
Préstale atención suficiente
La mayoría de las veces, su actitud es motivada por la falta de atención. Asegúrate de pasar suficiente tiempo de calidad con él: hablen, jueguen, demuéstrale afecto y elogia sus logros.
Permanece en calma
Cuando tu pequeño comience a hacer un berrinche, concéntrate en tu respiración y mantén la calma. Enojarte, gritar y golpear solo empeorará la situación. La paciencia es el mejor antídoto para estos escenarios.
Negocia
Si tu hijo pide algo que no puedes darle, ofrécele alternativas. Tal vez no deba cenar un chocolate, pero ¿y si le preparas un delicioso licuado de fruta? Ten en cuenta que los “no rotundos” no son una opción para ellos.
Establece límites
No tengas tolerancia frente a actitudes como golpear, patear, tirar, lanzar o morder. Asimismo, ten muy claro que hay cosas con las que no debes ceder, como las que involucran su seguridad. La disciplina es fundamental para que el niño mejore su actitud.
Cómo lidiar con los berrinches en los niños pequeños
Establece reglas y apégate a ellas
Felicita a tu pequeño cuando haga las cosas bien, pero ignóralo cuando lo haga mal. Encárgale tareas fáciles que pueda hacer sin ayuda, como vestirse solito o guardar sus juguetes.
Deja que tu pequeño decida
Ofrécele opciones sencillas, por ejemplo: camisa azul o roja, osito o tren, plátano o manzana. Evita decirle “no” demasiado a menudo. Para lograrlo, puedes reformular las respuestas negativas con “¿Por qué no intentamos esto mejor?” o “Veamos si puedes comer tus vegetales mientras cuento hasta 10 y luego te doy tu postre”.
Sigue una rutina cotidiana
Mantén un horario de comidas, siestas, tiempo de jugar y tiempo de descansar. Asegúrate de que la rutina de dormir de tu pequeño sea tranquila y constante. Si vas a salir a comprar con tu pequeño, asegúrate de que sean cortas para evitar que se aburra y haga berrinches en público.
Distráelo
Si ves que un berrinche se aproxima, distráelo. Si lo haces a tiempo, podrás detener un berrinche en potencia. Si ya es demasiado tarde, intenta mantener la calma. No uses la comida para calmar los berrinches de tu pequeño.
No cedas
Si tu pequeño se da cuenta de que el berrinche funcionó, lo hará de nuevo. Abrázalo cuando termine su berrinche. Los berrinches son una señal normal y saludable del desarrollo. Tranquila, esta etapa no durará para siempre.
Entre berrinches y rabietas
Alrededor de los 18 meses, los niños se enfurecen rápidamente por cualquier cosa. Como aún no son capaces de dominar el lenguaje, expresan su exceso de emociones con gritos, alaridos y una serie de actitudes destinadas a provocar a sus padres y hacerles sentir incómodos. Tu pequeñín no es la excepción a la regla.
El choque de titanes
Cuando los berrinches típicos de los 18 meses inician, verás cómo tu bebé se altera con la más mínima contrariedad. Para expresar su descontento, utiliza una amplia gama de actitudes como tirarse al suelo, gritar, patalear, etc.
En resumen, ¡sus reacciones dificultan tu día a día! Te puede desconcertar lo rápido que cambió tu bebé, pero es normal que suceda en esta etapa.
¿Qué dice su comportamiento?
Estas actitudes son señales de que tu hijo está creciendo. Sus deseos empiezan a manifestarse y a diferenciarse de los de sus padres. Podrás notar cómo poco a poco descubre su independencia. Manifestando sus gustos y rechazando tus condiciones, está tomando el poder y tomando sus propias decisiones.
Estas oposiciones ilustran también sus primeras experiencias de la frustración. Sin embargo, aunque te cueste, debes resistir y no ceder a todas sus exigencias.
¡Donde manda capitán, no manda marinero!
Amar es saber decir no. Eso es lo que predican todos los especialistas de la primera infancia. La mejor actitud es mantenerse serena, dueña de sí, a la escucha, pero a la vez firme.
De esta forma, le das el espacio a tu hijo para expresar sus deseos. Debes tener paciencia y escuchar su enfado, pero le indicas que eres tú quien decide, por su bien.
Algunos consejos para evitar el enfrentamiento
- Evita la relación de fuerza. Así los conflictos no terminan con un vencedor y un vencido. Aplica la estrategia del "todos salimos ganando".
- Avísale de la continuidad de sus acciones: "Está bien, puedes ver el final del capítulo pero luego duermes la siesta". De esta manera, le ofrecerás un marco con límites, que también dispone de un (pequeño) margen de maniobra.
El espasmo del sollozo
En ocasiones, la emoción provocada por su enfado o su frustración hace que los niños se queden sin respiración. En casos extremos, el niño puede perder el conocimiento durante algunos instantes.
Aunque asuste bastante, estas crisis no tienen ninguna consecuencia fisiológica para el niño. ¡Es bueno saberlo!
Ten cuidado con "doblegarlo" o hacerlo obedecer por la fuerza. Estas son dos reacciones extremas que afectan su autoestima. La función como padres no consiste en "amaestrar" a toda costa.
Se trata de encontrar el balance entre amor, estimulación, frustración y sanción.
¿Qué hago cuando hace berrinche?
Hay un secreto cuando el enfado va en aumento: Distráelo. Háblale de otra cosa, por ejemplo, que la abuela va a venir a jugar contigo él o proponle una alternativa. Cuando el berrinche explota: espera unos minutos a que se le pase.
Deja que tu hijo se desahogue solo en su habitación. Una crisis se nutre de las reacciones del auditorio. Al no tener espectadores, es como echar agua al fuego.
La famosa "Nalgadita": ¿una buena o una mala?
Aunque tras haberlo intentado todo para calmar su crisis, una nalgadita puede ser algo tentador, este reflejo no es el más adecuado. Aunque tu hijo te obedecerá, a largo plazo la sumisión a una reacción violenta puede alterar la autoimagen del niño. La mejor respuesta a sus enfados es sin duda el diálogo.
¿Cómo puedes manejar los berrinches de tu hijo?
La primera vez te puede resultar impactante, pero no te la tomes a pecho. Estos comportamientos son normales y cuando identifiques qué los desencadena, sabrás cómo manejarlos. Las rabietas de un bebé son diferentes de las que puede tener tu hijo mayorcito, que ya sabe hablar y hacerse entender verbalmente.
Causas más comunes y soluciones para el berrinche de tu hijo
- Ansiedad o temor: Es natural que tu hijo se sienta ansioso o atemorizado ante situaciones nuevas. Si notas que no se siente cómodo durante alguna actividad, suspéndela o retíralo de ella. Abrázalo y consiéntelo mucho, y su malestar desaparecerá.
- Cansancio excesivo: Invítalo a hacer alguna actividad reposada o arrúllalo hasta que se le bajen las revoluciones o se quede dormido.
- Frustración: Acompáñalo a terminar ese dibujo, a armar la torre de cubos, a tomar solo la última cucharada de papilla, y apláudelo porque lo hizo solo.
- Hambre: Dale un bocadillo o algo de beber con regularidad.
- Incapacidad de comunicarse: Obsérvalo con mucha atención y anímalo con preguntas a que te muestre o te señale con el dedo qué es lo que quiere.
- Nuevas destrezas: Enséñale a hacer cosas novedosas y sorprendentes.
- Resistencia al cambio: Anúnciale los cambios con anticipación.
- Sobreestimulación: Trasládalo a un lugar tranquilo y con menos estímulos auditivos o visuales.
Por último, un consejo para ti: no reacciones. Si te enojas o te estresas, dejarás que se salga con la suya y aprenderá que las pataletas son efectivas. Ignóralo durante el episodio, ojalá con una sonrisa, porque en ese momento su cerebro racional no está funcionando y las emociones han tomado el poder.
Medidas que puedes tomar para frenar la conducta melindrosa
Marca el tono
- Para crear un ambiente tranquilo durante las comidas, apaga la televisión.
- Ofrécele una bandeja poco complicada limitando la cantidad de tazones, cucharas y tazas.
- Usa objetos familiares en la mesa.
- Siéntense en la mesa para comer en familia e incluyan a tu niño en la conversación.
- No te inquietes demasiado si no consume la cantidad que crees que necesita.
- Evita presionar a tu niño para que coma.
- Incluye un alimento al que esté acostumbrado en cada comida.
- No prepares una comida por separado.
- Sírvele porciones más pequeñas.
- Dale tiempo para masticar, tragar e incluso jugar un poco con un nuevo alimento.
- ¡Acepta el desorden!
- Sé paciente.
- Sírvele una variedad de alimentos saludables, y dale un buen ejemplo consumiéndolos tú misma.
- No lo sobornes con dulces.
- Sé realista.
Los primeros años de tu hijo pueden ser complicados para él y para ti como mamá, pero si aprendes a lidiar con estas situaciones, el ambiente familiar será mucho más agradable.
No dejes que la inadecuada alimentación sea la generadora de un berrinche. Alimenta a tus niños a las horas convenientes y refuerza su alimentación.
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